Con Raquel fuimos a visitar el mercado, probamos algunos platos típicos, tomamos unos ricos jugos e hicimos un interesante free walking tour. ¡Pasamos un día genial!
Felipe, acostumbrado a viajar y hacer Couchsurfing, nos dio muy buenos consejos… Además es un excelente cocinero y nos hizo una cena riquísima.
Con Nacho tuvimos interminables conversaciones: de fútbol, balonmano, de Santiago, de «minas» y mil cosas más…
Además, nuestra última noche allí fuimos juntos a tomar algo y a bailar un rato.
Entre todo eso, Harry y yo conocimos Santiago por nuestra cuenta: subimos al cerro Santa Lucía, al cerro San Cristóbal… (donde probamos el famoso «Mote con huesillo»)
… También fuimos al Museo de Historia, al de Arte Contemporáneo, y al de la Memoria (muy duro conocer de primera mano las barbaridades y brutalidades que tuvieron lugar en Chile y a las cuales la comunidad internacional hizo oídos sordos tanto tiempo…)






… Y bueno, tomamos alguna que otra cerveza en el barrio Bellavista, comimos un rico sándwich italiano o churrasco en el bar «La terraza»…
Fueron unos días tranquilos, pero a veces, en un viaje tan largo, es necesario bajar un poco el ritmo…
Para agradecerles su hospitalidad, Harry y yo hicimos unas tortillas (la suya un experimento con nachos, que no le salió muy bien…)
He de decir que Santiago me sorprendió muy gratamente: (a pesar de lo que todo el mundo me había dicho) es una ciudad llena de historia, arte, cultura…
Es una pena que, debido a la enorme polución que hay, no pudimos disfrutar de las montañas que rodean esta enorme y bonita capital.
Adela
Esta entrada se me ha quedado un poco corta, pues ademas de las fotos me gusta que escribas un poco mas. de todas maneras me encanta. Un beso
juanpika
A veces no hay tanto que contar… Y… ¡una imagen vale más que mil palabras!