Ciclotonina 2022. Una experiencia para todos los sentidos​

Ciclotonina 2022. Una experiencia para todos los sentidos​

Hay experiencias que nos marcan para siempre. Llegan a nosotros en un momento clave y casi sin darnos cuenta nos transforman.​

Cuando mi querido Raymon de Otravidaesposible me enseñó la actividad que estaba preparando para Semana Santa con la intención de  conocer mi opinión, mi respuesta fue tajante: «¡Me encanta. Cuenta conmigo!». Se trataba de ocho días pedaleando desde Albacete hasta Almería con otras 9 personas… Pero no sólo eso, sino que el viaje combinaba charlas de crecimiento personal y de cicloturismo. «Esto está hecho para mí», pensé nada más verlo.

No sería mi primera experiencia de viaje en bicicleta, ya que en 2020 realicé el Camino Mozárabe en solitario, pero si la primera vez que iba a viajar en bici con un grupo y, viendo la orografía del itinerario que Raymon nos había programado, sería mucho más dura que aquella primera experiencia.

Una vez seleccionados los diez integrantes de semejante locura a la que llamó Ciclotonina, nos fuimos conociendo a través de un grupo de WhatsApp creado unos meses antes. Gracias a dicho grupo, nos animamos unos a otros a prepararnos y Raymon nos ayudaba con algunos consejos y tips para el entrenamiento, el material, la bici o las alforjas, entre otras cosas.

Aún así, en los días previos a nuestra partida los nervios por miedo a no estar del todo preparados en varios aspectos como el nivel de entrenamiento, el material necesario, las dudas mentales, la climatología (ya que ninguno esperábamos esas tormentas y esas nevadas en abril)… eran palpables en las continúas preguntas que hacíamos.

En mi caso, mi idea inicial era salir pedaleando en solitario desde Almería hasta Murcia para ir «calentando» y allí meter a Fuju (mi bicicleta) y a mí mismo en un autobús dirección Albacete, pero las mencionadas tormentas me quitaron las ganas de iniciar el viaje bajo un aguacero, con frío y viento.

Así las cosas, el viernes 8 de abril llegó y Juani (otra chica de Almería) y yo pusimos rumbo a Albacete en autobús (con parada y cambio de bus en Murcia) con nuestras bicis en el maletero.

Llegamos y conocimos al resto de la expedición en un bar, mientras iban llegando todos y cenamos juntos. En ese momento, rodeado de doce casi completos desconocidos me dije «¿Qué demonios hago aquí?»

Pero ya desde el primer momento el buen rollo se hace palpable. Todos estamos más o menos en la misma situación: un poco perdidos en la vida, en un proceso de cambio o con ganas de desaparecer del mundanal ruido por unos días.

ciclotonina 2022
Todo el grupo en Alcaraz

Aquí hay de todo: padres de familia, ingenieros, médicos, gente que trabaja, gente que ha dejado su trabajo… Como diría Manolo García:

«Náufragos urbanos
Perdidos, renegados, inadaptados
Olvidados, gente ficticia
Gente fetén…»

Pues sí, gente fetén que prefiere ver la vida en movimiento, aunque no sobre un trapecio, sino desde la bicicleta. Rápidamente empezaron las conexiones, las risas y el humor. Cómo bien diría Jon, eso es la vida: la mezcla del amor y del humor.

Y con esa filosofía, el sábado 9 de abril, tras un desayuno de campeones, hacemos lo más difícil: dar el primer golpe de pedal. 

El primer día recorremos los más de 60 kilómetros de falso llano que nos alejan de la ciudad de Albacete por una vía verde sin parar de subir poco a poco, aprovechando para ir conociéndonos mientras compartimos el camino.

Y así pasamos 8 fantásticos días de duras subidas, divertidas bajadas e imponentes vistas mientras  atravesamos las Sierras de Segura, Cazorla y Baza. Descubriendo parajes increíbles como el nacimiento del Río Mundo y el del río Segura. Cocinando y durmiendo en plena naturaleza, en tiendas de campaña, en cabañas o en refugios, disfrutando de la compañía del otro. Días de sol, de lluvia, de barro o de pinchazos… pero superando las adversidades del camino como una auténtica tribu, apoyándonos unos a otros, con humor y con amor, por supuesto. Poco a poco las conversaciones del camino, las meditaciones matinales, las charlas al atardecer... nos van uniendo, llenando el corazón y nos hacen sentir que estamos vivos y que no estamos tan locos como creíamos… O quizá sí, pero hemos encontrado a otros que están tan locos como nosotros. Gracias a las meditaciones de Eva y a la excelente música que las acompaña, lo entendemos todo: «Somos un círculo dentro de un círculo, sin principio ni final»

Con el paso de los días vamos abriendo nuestro «corazón, que es lo único que tenemos», cómo bien dice otra canción. Vamos conociendo nuestras heridas emocionales, nuestros apegos y nuestro eneatipo gracias a Raymon, pero también nuestra fuerza superando nuestros propios límites físicos en empinados caminos de hasta 1.000 metros de desnivel acumulado. Aprendemos también a sacar metáforas de las dificultades y a tener cuidado con las expectativas ya que en la vida, como en el viaje, en ocasiones puede aparecer «barro» cuando menos lo esperamos. O puede que nunca consigas esa pizza que tanto anhelas. Es, en estas ocasiones, cuando mejor nos conocemos a nosotros mismos, sacando nuestra mejor (o peor) versión. Y son estos aprendizajes los que te hacen una cicatriz que dejará huella para siempre.

Las meditaciones  de Eva nos ayudan a conectar con nuestro niño interior, con la pachamama, y a unir nuestros corazones y nuestra mirada con la de los demás. Y es que TODOS SÓMOS LUZ.

Pedalear me hace sentir vivo, incluso en esos días en los que mi cuerpo o mi mente no me acompañan al cien por cien y las cuestas cuestan más. En ocasiones, aunque me encanta charlar con mis compañeros, aprecio la soledad para intentar asimilar todas las emociones que estoy sintiendo cada día y reflexionar sobre todo lo que hablamos. Quizá sea verdad eso que dice Raymon de las hormonas de la felicidad que segregamos cuando pedaleamos. Puede que, efectivamente, «la felicidad viaje en bicicleta»

Y casi sin darnos cuenta, los días van pasando y cada vez estamos más cerca de nuestro objetivo: la playa y el mar de mi querida tierra, Almería. La llegada, con un recibimiento de lujo (mi padre nos espera con camiseta de bienvenida incluida) es una mezcla de emociones muy potente. 

Almería está llena de gente que ha venido en Semana Santa atraída por el buen tiempo, pero a nosotros nos da igual. Hacemos un círculo y celebramos el último de nuestros rituales: el del agradecimiento. La gratitud hacia Raymon por habernos unido y guiado, hacia Eva por su necesario toque femenino y su espiritualidad, hacía Ángel por ser nuestro ángel salvador y hacia cada uno de nosotros (Sergi, Caba, Yoli, Juani, Virginia, Txarli, Nacho, Jon y Juan) que hemos dado todo lo mejor que tenemos para hacer de esto una enorme familia con un solo corazón. Y después de las felicitaciones por el logro alcanzado y de un merecidísimo baño en el Mediterráneo, es hora de celebrar. Estos 13 locos que hace una semana éramos completos desconocidos hemos recorrido más de 500 kilómetros, sumado 8.000 metros de desnivel acumulado, hemos superado dificultades, hemos bailado, hemos reído, hemos llorado, hemos aprendido… y todo ello JUNTOS, EN UN SOLO CORAZÓN. Con humor y con amor.

Gracias, familia ciclotonina. Todos tenéis un rinconcito en mi corazón para siempre. Volveremos a encontrarnos.

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