Vuelta a casa.

Vuelta a casa.

 

«Para empezar, diré que es el final. No es un final feliz, tan sólo es un final…» M-Clan.

No, desde luego que no era el final que esperaba para mi aventura, mi sueño, sinceramente. Ser repatriado por mi compañía de seguros desde Vietnam tras una semana hospitalizado y varias intervenciones quirúrgicas no entraba en mis planes. A las 5 de la mañana, ambulancia del hospital hasta el mismísimo avión, 14 horas de vuelo hasta París, 3 de escala en el hospital del aeropuerto CDG, 2 hasta Madrid y 5 en una ambulancia hasta Granada…   Eso si, todo el mundo (enfermeros, tripulación, policías…) se ha portado taaan bien conmigo… Si algo me ha enseñado este tiempo viajando es que no merece la pena planificar demasiado… He aprendido a dejarme llevar. Porque en un solo instante, tu vida puede dar un giro de 180º. Ese instante. Esa décima de segundo. No sabes cuándo puede llegar. Puede ser hoy. Mañana. En un año. En diez. Por eso hay que disfrutar el ahora, el momento presente. 

«Cada momento hay que apreciarlo, cada segundo es vital…» LHR

Exprimir la vida, sólo tenemos una (o eso parece…). A mi ese «instante» me llegó hace una semana, el 19 de Agosto de 2017, cuando volví a nacer. Porque el accidente fue grave, si. Mi pierna izquierda va a necesitar aún mucha ayuda, paciencia y tiempo. Pero podría haber sido mucho peor. Podría no haberlo contado, por ejemplo. Pero, o bien no era mi momento, o bien mi abueli me salvó desde arriba, o quizá aún tengo asuntos pendientes por aquí… ¿Quién sabe? Me quedo con que todo pasa por algo, que de todo esto voy a aprender mucho. Todo ocurre por una razón. Todo lo demás (si no hubiese hecho esto así, si en vez de tal hubiera hecho cual, etc) ya está en el pasado. No sirve de nada darle más vueltas. Y no pienso perder más tiempo en ello. Para ser sincero, me considero muy afortunado después de todo. Afortunado, sobretodo, por que tengo suerte y soy rico. Rico en amor. Rico en amigos. Rico en familia. Que te pase algo así en un país desconocido del sureste asiático mientras viajas sólo… Pues si, acojona. Nunca he pasado tanto miedo en mi vida. Y ahí es cuando te das cuenta de que, realmente, no estás sólo, y que hay tanta y tanta gente que se preocupa por ti, desde cualquier lugar del planeta… ¡Es increíble! Llamadas, mensajes, WhatsApp, Facebook, Messenger, contactando mi familia… Por eso quería daros las GRACIAS: A mi familia, por no pensárselo ni un segundo para tomar un avión y plantarse a mi lado a miles de kilómetros. O ayudar en todo desde casa, estando disponibles a cualquier hora. A mis viejos amigos, los de toda la vida, que me han demostrado que aunque pasen los años y a algunos no los vea tanto como me gustaría, les sigo importando muchísimo. A los nuevos amigos, esos que he tenido la suerte de conocer en este viaje, que se han preocupado de mí como si fuese parte de su familia. A los completos desconocidos, que sin dudarlo han decidido ayudarme: visitas al hospital, ayuda en las gestiones, envío de gazpacho y tortilla de patatas… A mis compañeros fisios, que se han involucrado en mi caso, ayudándome y animándome. Al médico que salvo mi pierna. Al equipo del FV Hospital de HCMC en Vietnam, que tan bien me han tratado. A mi seguro de viaje Chapka, que, aunque a veces nos hayan puesto de los nervios con la espera, han gestionando rápidamente mi repatriación, con mis ángeles guardianes Valérie y Brigitte a la cabeza. A la tripulación de AirFrance por su constante amabilidad y atención. A mi super equipo de ambulancia, Javi y Samu, dos amigos más para la vida. Y, por supuesto, a mi padre, que el pobre se ha tragado kilómetros y kilómetros y siempre tenía una sonrisa para mí. En fin, a todo aquel que ha hecho posible que una semana después, Juanico esté en «casa».    Y en general, a todos los que habéis invertido un poco de vuestro tiempo en pensar en mí y preocuparos por mi estado de salud. No os imagináis lo acompañado que me he sentido gracias a vuestros mensajes, llamadas, palabras de ánimo… Me ha emocionado vuestra energía, positivismo, cariño, bromas… han cruzado el planeta y me han ayudado a superar algún que otro momento difícil. Y, si me conocéis, ya sabéis, que a mi nada ni nadie me quita la sonrisa. Sé que tengo por delante meses muy duros, de más operaciones, rehabilitación, frustraciones, días menos buenos… Pero nada de esto podrá conmigo. Con mi fuerza de voluntad, mi alegría y todo vuestro apoyo, esto quedará en otra experiencia más. Otro aprendizaje (y alguna que otra cicatriz…) ¿no es eso es la vida?   Pero no quiero que este sea el recuerdo que me quede de mi aventura. Ni a vosotros. Porque estos últimos 10 meses han sido los mejores de mi vida. Y volvería hacerlo con los ojos cerrados. Me he sentido libre. La libertad de vivir sin ataduras, sin horarios, sin prisas.

«Que si yo quiero ir por aquí, por aquí tiro sin más, que si yo quiero ir para allá, a mi aire voy» LCDP

Durante más de 10 meses, el mundo ha sido mi colegio, mi patio de recreo, mi hogar. He aprendido que la vida no es eso que la sociedad quiere que creamos: tienes que estudiar, tienes que trabajar, ser el mejor, ganar mucho dinero, para tener un buen futuro. Y luego, con suerte, tendrás 30 días de vacaciones al año para gastarlo. Hasta que te jubiles, si llegas. Y da gracias. ¿Y el ahora? ¿Dónde queda? ¿Cuándo se supone que podremos disfrutarlo? ¿No podemos tomarnos un tiempo para nosotros? Nos hacen vivir con el miedo a salir de nuestra zona de confort.

«Consumir, producir, la sangre cubre mi nariz…» Vetusta Morla

Y seguimos levantándonos un lunes deseando que llegue el viernes. Lo siento pero yo no. Yo decidí vivir libre. Disfrutar ahora. Enamorarme del mundo y su gente. Si quieres (a todo en mundo no le gusta, ojo) puedes salir del camino establecido. No hablo sólo de viajar. Hacer algo diferente. Y verás que no es tan difícil. Ni tan caro. Yo jamás he sido tan feliz. He vivido en un continuo sábado. Ahora puedo decir que este planeta está lleno de lugares increíbles, de experiencias inolvidables y, sobretodo, de gente buena: Ese extraño que abre la puerta de su hogar para acabar siendo un gran amigo, ese viajero con el que compartes una experiencia y decides que quieres seguir viajando con él, esos nuevos amigos que corren hasta la parada de autobús porque se dieron cuenta que olvidaste tu toalla en la habitación del hostel, ese grupo que se convierte en familia tras unos días de convivencia… Porque, para mi, no se trataba sólo de visitar lugares. Siempre ha sido sobre conocer gente. Cada una de las personas que he conocido me ha enseñado algo, me ha hecho crecer, me ha hecho ver el mundo con otros ojos. Traigo la mochila llena de recuerdos, aprendizajes y miles de nuevos amigos… Quizá sea mi forma de ser, que me ha permitido conocer a tanta gente, no lo niego. Pero os aseguro que el mundo está lleno de gente maravillosa. De todos los lugares, razas y religiones. Dispuestos a dar todo, aunque no tengan nada. A compartir una parte de su alegría, de sus vidas, de sus viajes, con un completo desconocido. Os aviso que seguiré actualizando «Juan por el Mundo», tengo aún mucho por contaros (y ahora tendré un poco más de tiempo libre…) Y pediros perdón, porque en unos meses, volveré a bailar «La Vaina Loca». Y a caminar.

«Que el camino cunde tanto, que en cien vidas no lo gastaré». MG

Pensándolo bien… No, este no es el final. Es un nuevo comienzo. Es un punto y seguido.

«En cada final, hay una marca desde la que volver a empezar» MG

Y volveré con más ganas, más fuerzas, más energía, la que todos me habéis dado y seguís dando. De nuevo, un millón gracias.  
2 Comment
  • Pingback:¿Qué seguro de viaje necesito? - Juanporelmundo
    Posted at 18:13h, 18 octubre Responder

    […] Como os contaba, se hicieron cargo de mi repatriación a España. Enviaron a Vietnam unas enfermeras muy simpáticas para que cuidaran de mí durante el largo camino de vuelta a casa. Todo gestionado por teléfono con gente muy amable. Os lo cuento todo en esta entrada de mi blog.  […]

  • Pingback:¡¡Vuelve Juan por el mundo!! - Juanporelmundo
    Posted at 19:54h, 19 enero Responder

    […] viniendo solas. Volvería a Ho Chi Minh, lugar donde tuve el accidente, y haría las paces con ese hecho traumático que ocurrió en el pasado. Más tarde, continuaría mi ruta hacía el norte, aunque esta vez no correría el riesgo de volver […]

Poner un comentario