15 días en Colombia. Parte 1: Leticia, Bogotá, Medellín y Guatapé.

15 días en Colombia. Parte 1: Leticia, Bogotá, Medellín y Guatapé.

Si os soy completamente honesto, pasar por Colombia no entraba dentro de mis planes en esa lista de «Países que quiero visitar» durante mi vuelta al mundo. Pero, todos los viajeros que encontré en otros lugares y que ya habían pasado por allí me decían lo mismo una y otra vez: «¡Tienes que ir!» Y así lo hice. Y si, tenía que ir. ¿Porque ir a Colombia? Puede que está sea una de las primeras preguntas que te hagas cuando te plantees un viaje a este país. Te voy a dar una respuesta que, quizás, te choque un poco: su gente. Si, así es. Por desgracia, tenemos una idea muy equivocada de Colombia (por lo menos en España) donde, al pensar en este país, siempre nos vienen a la cabeza palabras como «guerrilla», «violencia», «secuestros» o bien «cocaína» y «narcotráfico»… Pero no fue nada de eso lo que encontré en mi recorrido. Al contrario: la gente allá es sonriente, amable y muy hospitalaria. Como pasé más tiempo del que esperaba en el Amazonas (entre el camino y mi estancia allí) tuve que exprimir Colombia en tan solo 15 días y, como siempre, sin tener mucha idea de qué hacer o qué visitar al llegar al país… Para eso están los amigos y los Blogs… Y, aunque sé que me dejé mucho por ver, disfruté esas dos semanas al máximo. Tras Iquitos y otro viaje en carguero, pasé unos días esperando tomar un avión en Leticia es una ciudad de Colombia en mitad de la selva a la que solo se puede llegar o salir por avión o barco, ya que no tiene carreteras que la unan al resto del país y en la  que, curiosamente, cruzando una calle, cambia de nombre, de idioma y hasta de país. Resulta que estás en Brasil y ahora la ciudad se llama Tabatinga. De locos.  

1ª Parada: Bogotá

Así que tomé un vuelo muy económico con VivaColombia y en un momento estaba en la capital. Moverse en avión en Colombia puede, muchas veces, salirte incluso más barato que hacerlo en bus… Luego, la cuestión está en valorar otras cosas: cercanía y correspondencia con los aeropuertos, el ahorrarte una noche de hostel durmiendo en un bus, etc, etc. En fin, eso son detalles de mochileros económicos…   Bueno, el caso es que esa noche tenía la inmensa suerte de reencontrarme con Amandine y Clelia, las chicas suizas que conocí en el barco a Iquitos y que habían decidido quedarse un día más en Bogotá para estar conmigo. Así que me hospedé en el mismo hostel que ellas: Fatima, en el Barrio de La Candelaria.  Y, además me volví a reunir con Lisa, mi querida alemana. La suerte de viajar por Sudamérica es que puedes volver a encontrarte a compañeros/as de viaje. Al día siguiente mis queridas suizas me hicieron un Free Tour privado y personal por el precioso Barrio de la Candelaria. Visitamos también el Museo Botero, muy muy interesante, con sus pinturas y esculturas tan particulares. Paseamos por la plaza de la catedral, el Ayuntamiento y el Congreso (los seguidores de la serie Narcos seguro que la conocen bien) Comimos unas arepas y nos perdimos por las calles de la Candelaria a tomarnos un buen café colombiano, en una de las muchas cafeterias «modernas» que pueblan las calles y fue todo un acierto el Hostal Café Casu. Por la tarde, practicamos un poquito de salsa en el hostel y me despedí de mis adorables suizas. Esa noche la dediqué a organizar un poco el resto de mis días en Colombia. Al día siguiente, junto a Lisa, una amiga suya y una chica americana que estaba en nuestra habitación, visitamos el cerro de Monserrate. Aconsejo a quien lo visite tomar el Funicular para subir… Son muchísimos escalones y, cuando los bajamos, os aseguro que la gente que subía no tenía cara de estar disfrutándolo mucho… Desde arriba las vistas son realmente impresionantes. Puedes apreciar lo realmente inmensa que es Bogotá. Además, el parque y la Basílica del Señor de Monserrate, que acoge, desde 1640, una réplica de la Virgen de Montserrat, igual que la del Monasterio catalán, flanqueada por la bandera colombiana y la bandera de Cataluña (la figura original desapareció en 1950 y en 1996 fue repuesta por una donación del Monasterio de Montserrat) merecen la pena también. Esa tarde visité el Museo del Oro por mi cuenta, aunque resultó ser bastante menos interesante de lo que me esperaba, la verdad… Y por la noche, tomé un bus hacia Medellín.

2ª parada: Medellín y Guatapé

En Medellín conocí a Alejo, amigo colombiano de Thomas, quien, junto a Leo y Julia, (pareja francesa que estaba viajando por Sudamérica durante varios meses) nos descubriría los secretos de Medellín y Guatapé.  Esa tarde dimos un paseo por la ciudad, aunque comimos bastante tarde y no llegamos a tiempo para subir al Parque Arví, pues el teleférico estaba ya cerrado cuando llegamos y hay zonas en Medellín en las que, según Alejo, es mejor no moverse a ciertas horas, incluso siendo colombiano. Imagínate si tienes nuestra pinta de turistas… Pero el día siguiente si que lo aprovechamos bien: nos fuimos a Guatapé y pasamos un día inolvidable. Guatapé es un pueblito muy pintoresco a unas dos horas en bus de Medellín. Sus calles y sus casas está todas pintadas de miles de colores (genial para un daltónico como yo…) y con zócalos muy bonitos. Cumplimos nuestro papel de turistas y nos comimos una buena «Bandeja Paisa», plato típico de la región de Antioquia, compuesto por miles de cosas que engordan mucho: «Característica fundamental de este plato es su enorme abundancia, tanto en cantidad como en variedad de alimentos, de tal modo que la bandeja paisa completa solo cabe servirla en platos grandes llamados bandejas» – Wikipedia Dixit. Además, subimos al famoso Peñon de Guatapé, una piedra enorme en mitad de la nada y a la que puedes subir… Solo hay 740 escalones hasta la cima. La vista desde arriba te muestra el embalse de Guatapé que, tras su construcción, inundó pueblos y casas enteras. Tocó reponer fuerzas con una michelada colombiana bien fresquita… Por allí se encuentra una de las Mansiones de Pablo Escobar, «La Manuela», la cual actualmente puedes visitar, aunque está toda en ruinas y quemada. Incluso puedes hacer Paintball entre (lo que queda de) sus paredes. Lo que no consigamos los turistas…   Esa noche, de vuelta a Medellín, salimos a dar una vuelta por Poblado, el barrio mochilero y de fiesta por excelencia. Casi todos los hosteles y bares de la ciudad se encuentran allí. Así como muchísimas mujeres con los pechos operados. Si, puede sonar raro, pero dicen que allí se realizan más operaciones de pecho que en ningún otro lugar del mundo. Ya sabéis una curiosidad más… En cuanto al hospedaje, yo me alojé en un muy bonito y moderno Hostel llamado Ivy, aunque un poco alejado del barrio de Poblado para mi gusto… Mi última mañana en Medellin la pasé visitando el Parque Explora,  junto a mi amiga peruana Josseline. Se trata de una especie de Parque de las Ciencias con exposiciones muy interesantes, un acuario y un  bonito Jardin Botánico al lado (el cual no tuve tiempo de visitar) ¡Fue una mañana muy divertida! ¡Y había dinosaurios! Esa misma tarde tomé un vuelo dirección Cartagena de Indias… (Continuará)
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