Arequipa y el cañón del Colca: ¡una bonita sorpresa!
Una vez superada la «odisea» de atravesar la frontera entre Bolivia y Perú (más de 3 largas horas…) y tras un cambio de bus en Puno, a eso de las 5 de la mañana llegamos a Arequipa. Seamos honestos: sabíamos muy poco de esta ciudad y ni siquiera habíamos tenido tiempo de mirar albergues u hosteles…
Al llegar a la terminal, nos encontramos con dos chicos que estaban igual de perdidos que nosotros: Thomas (un apuesto francés) y Lisa (una bella alemana) y decidimos tomar un taxi juntos… De camino al centro, también decidimos quedarnos en la misma habitación de un hostal que el mismo taxista nos propuso… Y al final, nos hicimos amigos. De los buenos: ¡el Arequipa Team! Pero eso os lo contaré más tarde.
Descansamos un poco (dormir en bus no es muy confortable) y dimos una vuelta por Arequipa… ¡Qué ciudad tan bonita! No sé si es porque veníamos de Bolivia, donde las ciudades no son «gran cosa», o que no teníamos ninguna expectativa, pero la ciudad, su ambiente y su gente nos conquistaron muy pronto.
Tras hacer «el tour de las agencias» para tantear los precios para hacer el cañón del Colca (algo que odio, pero que es obligatorio para no pagar, a veces, mucho más), degustamos algunos platos típicos en el mercado: Rototo, Ceviche y pastel de patata, entre otros… También probamos la «Inka Cola», una bebida muy popular en Perú (lo cual me cuesta entender, ya que para mi sabe a jarabe…)
Tras cerrar nuestro trato con la agencia más barata (¡90 soles por dos días de trekk!) paseamos por Arequipa, compramos algunas cosas para el día siguiente y cenamos en el sitio más «pobre del mundo»: menú por 5 soles… No os cuento lo que apareció en mi sopa…
Cañón del Colca
Nos tocaba madrugar (y mucho): nos recogieron en el Hostal y tras buscar a todo el mundo en sus hosteles, tuvimos unas 3 horas de viaje en micro bus hasta el Mirador de los Cóndores: un lugar fantástico desde el que puedes disfrutar del vuelo de este majestuoso animal desde muy cerca. No me extraña que en la cultura Inca fuese considerado como un nexo de unión entre lo terrenal y sus Dioses.
Un poco más adelante llegaríamos al punto donde empezábamos nuestra ruta: la primera parte sería de bajada, pero con unas vistas espectaculares y muy pronto nos dimos cuenta que éramos un buen grupo: Florine (francesa), Laura (Franco-Colombiana) y Alejandra (Chilena) encajaron a la perfección y nos lo pasamos genial durante los dos días de senderismo.
Ese primer día tuvimos de todo: sol al empezar, nubes a mitad de camino y una buena tormenta durante parte de la tarde.
Durante el camino tuvimos que descalzarnos y atravesar un río que bajaba con bastante potencia.
Llegamos al «oasis» donde haríamos noche y disfrutamos de un baño en la piscina, aunque el agua estaba un poco fría.
Cena en familia, con cerveza para celebrar… Que teníamos cerveza. Y lo bien que nos llevábamos.
Otro madrugón nos esperaba al día siguiente. A las 5 de las mañana empezaba la subida: 1000 metros de desnivel en zigzag. Unas tres horas. Aquella mañana me sentía con fuerzas. Llegué arriba el segundo, en menos de dos horas. A Harry le costó aguantar mi ritmo esta vez.
Las vistas eran impresionantes.
Una vez todos arriba, fuimos a desayunar, a relajarnos en unos baños termales, vimos llamas y varios volcanes y después de vuelta a Arequipa. Fue inevitable dar alguna cabezadita…
Esa noche, Pizzas Rumanas (si, si, encontramos una rica Pizzería rumana en Arequipa) para celebrar nuestro éxito en El cañón del Colca.
El día siguiente lo aprovechamos para visitar la ciudad y hacer un free tour muy interesante, donde nos explicaron el origen de la ciudad, sus constantes cambios de nombre por culpa de los españoles, conocimos calles que recordaban a callejones andaluces, nos explicaron la simbología de las iglesias, los nombres de los volcanes, aprendimos más sobre las llamas, alpacas, baby alpaca, etc… ¡Y probamos el Pisco Sour! Fue muy interesante y 100% recomendable.
Nos despedimos de nuestros queridos Thomas y Lisa, con la promesa de volver a vernos…
Beatrice Mazzocchi
Posted at 16:55h, 14 julioVos magnifiques photos et vos commentaires sur le Pérou me permettent de faire découvrir à deux petits garçons de 3 et 6 ans, nés à Zürich d’un papa suisse et d’une maman péruvienne, les beautés de leur pays, en attendant qu’il aient l’âge d’aller les voir sur place, dans quelques années.
Beatrice Mazzocchi
Posted at 17:50h, 30 agostoBien contente de vous avoir retrouvé après un silence qui m’avait fait craindre de ne plus recevoir de vos nouvelles.
Les paysages et l’architecture sont décidément deux atouts majeurs de ces pays d’Amérique du Sud que vous faites découvrir ceux qui, comme moi, suivent votre voyage avec un grand intérêt.
J’attends la suite avec impatience et vous souhaite bonne route !