
Un año sin mi amor platónico
Hola abueli,
¿Recuerdas esto?
«Ring, riing…
– Muy buenas señora ¿Cómo estamos?
– Pues aquí, tirando… ¿Quién eres?
– ¿No sabes quién soy?
– No… No caigo
– ¡Soy el Nito, abueli!
– ¡Niiiiitooo! ¿Cómo estás hijo mío? ¿Pa’ que me llamas? Que seguro que te cuesta muchos dineros…»
Así empezaban todas nuestras conversaciones telefónicas, llamase desde donde llamase: Granada, París o cualquier otro lugar del mundo…
Desde hace un año, ya no puedo darte la sorpresa por teléfono, pero he decidido que seguiré escribiendote, ya que sé que lo leerás…
365 días. Un año. Y no pasa un solo día en el que no me acuerde de ti. Y sé que no soy el único, por aquí todos te echamos muchísimo de menos.
Pero no quiero ponerme triste. El motivo de esta carta es ponerte un poco al día de cómo sigue la vida un año después (siempre te ha gustado estar al corriente de todo)
Hay algunas cosas que han cambiado bastante desde que tú no estás… Otras siguen más o menos igual, como, por ejemplo, tu hermana Rosario con su pan rallado y «sus labores».
En casa, papá y mamá también siguen bien, con su rutina, que ya sabes lo que les gusta. Ambos se acuerdan muchísimo de ti. Pocos yernos han querido tanto a su suegra como te quería mi padre. Y pocas hijas han cuidado tan bien de su madre como lo hizo mi madre.
Mi hermana Ro creo que es la que peor lo pasó con tu repentina partida, vuestra conexión era (y es) muy especial y le costó mucho aceptarlo… Pero está hecha toda una mujer… ¡Te hubiese encantado verla bailar cual Jennifer López!
Ahora tiene unos cuantos dibujos más por el cuerpo, que seguro que te gustarían. Y bueno, ya sabes que heredó tu don de hacer amigos allá donde va, que últimamente no para. Y, ¿sabes que? Ahora vivimos juntos… ¡Quién lo iba a decir hace un año!
Recuerdo como si fuese ayer cuando, al despertarme aquella mañana desde Nueva Zelanda (en la otra punta del mundo) sentí que algo no iba bien… Y como la noticia que tanto temía recibir me sentó como un golpe en la boca del estómago, como un jarro de agua helada, con un maremoto de lágrimas… Todo a la vez.
Y como ha cambiado todo desde entonces para mí… Yo de nuevo en Almería, con las vueltas que he dado desde que me fui con 18 años… Si, ya sé que tú sabes todo esto que te cuento, porque nos sigues cuidando y protegiendo, como siempre has hecho.
Y por ello quería darte las gracias. Porque si no fuese por ti, yo tampoco estaría aquí.
Quizá la gente crea que exagero al decir esto, pero yo estoy seguro que, de alguna manera, tú me salvaste aquel fatídico 19 de Agosto. Tú evitaste que yo me quedase en Vietnam, que no volviese a casa, que ese día fuese mi último día. Lo tengo clarísimo.
Estarías muy orgullosa de ver cuánto he progresado en estos 8 meses desde el accidente. Ya casi hago una vida normal. Todavía voy al fisio (que daño hacen esos malditos) y aún me queda mucho para estar al 100%, pero ya sabes que a cabezón no me gana nadie…
Uno de los momentos más duros de todo este tiempo fue el día que, tras dos meses hospitalizado, me dieron el alta en el hospital de Granada: ¡Por fin volvía a casa! Y, de repente, en el camino a Almería, me di cuenta de algo que, con la emoción del momento, no había tenido tiempo de pensar: por primera vez volvía a Almería y no pasaría a verte, darte un beso, a abrazarte… Tú ya no estabas.
Lo que parecía muy lejano en la otra parte del mundo, era totalmente real cuanto más me acercaba a mi hogar. No olvido ese nudo en la garganta y como, sentado en el asiento trasero del coche con la pierna estirada y mi «antena parabólica», comencé a llorar desconsoladamente…
El tiempo pasa y nos toca seguir viviendo nuestras vidas, no queda otra. Pero es mucho menos divertido ir al kiosquillo o a desayunar sin ti, no poder reírnos con tus bromas o, simplemente, pasar la tarde contigo, hablando tranquilamente…
Aunque estoy seguro que tú ya has hecho muchos amigos allí donde estés, porque ese es tu espíritu. Así que no me entretengo más, que seguro que tienes que irte a jugar al cinquillo (pero no hagas trampas, ¡eh! que nos conocemos…)
Hoy me permito recordarte con un poco de nostalgia, al ser un día tan señalado. Pero solo hoy. A partir de mañana, seguiré recordándote con una sonrisa, como a ti te gustaría.
Sin más, te mando el abrazo y el beso más grande del mundo. Y te vuelvo a dar las gracias por seguir estando ahí.
Te quiere mucho, «como la trucha al trucho», tu nieto Nito.
pd: Lo siento abueli, sé que te haría ilusión, pero sigo sin encontrar novia…
Pd2: … Eso sí, ¡en Sevilla te trajeron una bisnieta preciosa!
Cristina
Posted at 13:01h, 28 abrilQue precioso texto Juan, he de decirte que tienes «mas razón que un santo» como el dicho… jijij porque ella desde donde quiera que esté fue y será tu angel de la guarda sin duda alguna. Somos muy afortunados todos los que tenemos a ese angelito, que por mucho que lo echemos de menos por no verlo ni tocarlo ahi está siempre… Tu abuela tuvo que ser una señora maravillosa solo viendo la familia tan bonita que ha creado, y muy orgullosa os verá desde donde esté. Un beso enorme y ánimo en este dia tan indicado; gracias por escribir tan bonito siempre.
María José BG
Posted at 23:42h, 28 abril¡Buenas noches!:
En primer lugar, decir de corazón lo siguiente:
La vída nos da momentos inolvidables con las personas a las que queremos y otros menos agradables. De todos ellos podemos sacar algo positivo, algo que perdurará por siempre (ETERNAMENTE) a lo cual, hay que aferrarse para continuar luchando por los que están ahí físicamente y como no por las que permanecen en nuestro recuerdo, en nuestro corazón.
Muchísima fuerza familia.
En segundo lugar, hace un año leí otra carta preciosa, de la misma forma que esta también lo es e inevitablemente se me han saltado nuevamente las lágrimas. Transmites de maravilla los sentimientos.
Un abrazo inmenso con muchísimo cariño siempre familia! 🤗
María José.
Beatrice Mazzocchi
Posted at 18:05h, 17 mayoBonjour Juan,
Je viens de prendre connaissance (avec un peu de retard) de votre magnifique lettre à votre grand-mère, votre amor platonico.
Si elle n’est plus là pour la lire, elle en a certainement appris le contenu et elle n’aura pas été surprise de votre témoignage d’amour.
Comment allez-vous maintenant. Avez-vous encore fait des progrès ?
Bien amicalement à vous.
Beatrice
juanpika
Posted at 19:33h, 17 mayoBonjour Béatrice,
Merci beaucoup de vos belles paroles !!
Oui, je vais mieux, j’ai beaucoup progressé ! Bientôt à nouveau sur les routes…
Bien cordialement, Juan
Ivanchoqv
Posted at 07:36h, 13 julioUn fuerte abrazo, Juan.
De corazón.
juanpika
Posted at 20:47h, 16 julioGracias!
Pingback:Tres años sin ti, abueli, es mucho tiempo… – juanporelmundo
Posted at 19:34h, 28 abril[…] Que tu hija Adela… bueno, creo que esto es lo que menos te vas a creer, pero… ¡ha dejado de fumar! Sí, sí, nos ha sorprendido a todos… Como te decía, las cosas han cambiado mucho desde la última carta que te escribí. […]