Un fin de semana diferente: yoga, meditación y temazcal.

Un fin de semana diferente: yoga, meditación y temazcal.

Gracias a Johanne, la chica francesa que habíamos conocido en Puerto Pirámides un mes antes, nos enteramos de que un «Fin de semana de sanación» iba a tener lugar en una ecoaldea cerca de un pueblo perdido en los Andes chilenos: Quillaileo.

Hermoso paisaje

Tengo que decir que a mi me llamaba mucho la atención hacer algo así, salir del circuito turista, y Harry aceptó de buena gana venir a vivir esa nueva experiencia. Llegar hasta allí fue toda una aventura en sí, pero nos gustó la sensación de estar en un Chile más profundo, menos turístico, más verdadero, donde la gente es muy amable y se sorprende de ver extranjeros por allí.

Con la camarera más simpática

Tras varios buses, llegamos a nuestro destino… Un camino de tierra en mitad de la nada con algunas casas a los lados… Justo en ese momento pasaban Johanne y algunos otros en una camioneta y, tras saludarnos alegres por el reencuentro, nos hicieron subir y nos llevaron hasta la ecoaldea, hecha con bioconstrucción.

Bioconstrucción

Nada más llegar, nos propusieron hacer barroterapia con yoga. 

Yoga time

Imaginaros, nosotros que íbamos con un poco de miedo de no saber muy bien donde nos estábamos metiendo, lo primero que hacemos es ponernos en bolas (literalmente), untarnos arcilla por todo el cuerpo y hacer yoga (que nunca habíamos hecho) frente al sol. ¡Empezamos bien! Y para limpiarnos: ¡rioterapia! Osea, meterte en el agua helada del río.

Rioterapia

Pero, la verdad, es que desde el primer momento, todo el mundo fue muy simpático y amable con nosotros y nos sentíamos muy a gusto.

Gran grupo

Esa noche tras las presentaciones, cenaríamos, cantaríamos y bailaríamos alrededor de una buena hoguera (cómo me recordó a mis años de Scout…) Y para dormir, tienda de campaña (o carpa, como le dicen aquí). ¡La primera vez para Harry! (A sus 30 años, si…)

Más feliz que una perdiz

¿Esto cómo es?

¡Lo conseguí!

La ecoaldea pertenece a un grupo de religiosos Hare Krishnas, cuyo «líder» en esta aldea es Amritaananda.

«Los hare krishna» es la expresión coloquial utilizada en Occidente, (no en India) para nombrar a varios movimientos religiosos occidentales basados en el krishnaísmo (parte del hinduismo); (más info: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Asociaci%C3%B3n_Internacional_para_la_Conciencia_de_Krishna)

Con Amritaananda y Jai

Pero el fin de semana trataba sobre sanación, así que habían traído a diferentes «maestros» especializados, y la religión quedaba un poco más de lado (aunque cantamos el «Hare Krishna» hasta aprenderlo y dábamos gracias por la «praçada» antes de comer)

El sábado hicimos meditación, y después tuvimos diferentes talleres: del perdón, de regresión, de mandalas, de egos, biodanza… Se pasó el día volando, y aprendimos muchas cosas interesantes.

Meditando

El Templo

Durante todo el fin de semana tomamos comida vegetariana, ya que los Hare Krishna no comen carne (Krishna también está en los animales) y, la verdad es que… ¡todo estaba riquísimo!

Prasada

El domingo haríamos un temazcal: (del náhuatl temazcalli, ‘casa donde se suda’, de temaz, ‘sudor’, y calli, ‘casa’) es un baño de vapor empleado en la medicina tradicional.

Estos baños, han sido usados por diversas culturas indígenas de Mesoamérica y Norteamérica con propósitos medicinales de desintoxicación por sudoración por las infusiones de hierbas. (Fuente: Wikipedia)

En este caso particular, consideraban el temazcal como el «útero» de la madre tierra, y cuando terminaba era como si hubiésemos renacido.

El nuestro comenzó con un «camino sensorial»: nos vendaron los ojos y fuimos en fila tocando los hombros de la persona a la que seguíamos y, además, íbamos descalzos. Se trataba de confiar en el otro, además de sentir la naturaleza con otros sentidos: olfato, oído, tacto…

Al llegar a nuestro Temazcal (una especie de tipi pero con forma de iglú) fuimos entrando uno a uno (éramos unos 30) e hicieron entrar a «las abuelitas» (piedras volcánicas calentadas al fuego durante horas) y comenzó la ceremonia o ritual, que duró unas 4 horas… Hubo 4 «puertas» (pequeño descanso en el que podías salir a tomar un poco de aire o ir al baño natural) y yo, personalmente, tuve que quedarme fuera entre dos de ellas porque mi cuerpo no resistía tanto calor…

Durante la ceremonia, seguíamos las indicaciones de nuestro «guía», cantábamos y la gente liberaba sus emociones compartiéndolas con el resto del grupo. Era emocionante verte rodeado de unos casi desconocidos y sentir cómo nos apoyábamos unos a otros.

Para mí, el Temazcal fue una experiencia muy fuerte, tanto en el plano físico como espiritual. Cuando salí de aquella especie de tipi, aunque mi cuerpo estaba agotado, me sentía lleno de energía, que quería compartir con mis nuevos «hermanos». Todos nos abrazamos compartiendo esa nueva energía que sentíamos.

Un nuevo Juan

Nuevos hermanos

Decidimos quedarnos un día más, descansando en aquel remanso de paz que era la ecoaldea.

Compartiendo experiencias

Algunos de los compañeros se fueron, ya que era domingo y al día siguiente les tocaba volver a la rutina a muchos de ellos. La despedida fue emotiva: en tres días habíamos conectado muy bien todos.

Foto grupal

Haciendo el loco

¿Quitando pulgas?

El resto de la tarde pasó tranquilamente, hablando y conociéndonos un poco mejor los unos a los otros. Hicimos yoga y después Amritaananda nos habló un poco más sobre su religión.

Al día siguiente, tras la rioterapia y la meditación, hicimos algunas labores de voluntariado: huerta, ordenar el almacén…

Trabajo duro

Concentrado

Agricultores

Tras la comida, las despedidas se prolongaron demasiado y… perdimos el bus. Así que, tras una caminata, volvimos a la ecoaldea donde todos se alegraron de volver a vernos.

Pasamos una noche tranquila en la cocina alrededor del fuego.

img_9574Wall-e no podía faltar

A las 6 de la mañana tomaríamos nuestro bus de vuelta a la civilización (¡y a las empanadas!) después de unos días muy tranquilos, donde conocimos a gente extraordinaria, aprendimos muchas cosas y estuvimos en contacto con la «Pachamama».

Esa noche llegaríamos a Valparaíso, tras todo un día de viaje…

1 Comentario
  • johanne
    Posted at 21:48h, 21 marzo Responder

    muchas gracias hermanito !!! que placer de ver todas estas fotos !!!! que bueno !!! te agradesco de hacer un articulo sobre este momento muy particular… para mi fue muy potente tambien…
    abrazos !!!!

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